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Relato erótico - Sorpresa picante

Plug.jpg
16/06/2019

Desde siempre me ha gustado sorprender a mi esposo. Con sorpresas no me refiero a una nueva receta durante la cena o con un nuevo olor de detergente. No. Me refiero a algo un poco más ardiente, más sensual. Es lo normal, pues ya llevamos varios años de casados y, queramos o no, hay que mantener la llama encendida o esta se apagará. Por eso procuro cada cierto tiempo darle una sorpresa picante que nos mantenga a ambos excitados y deseosos de más.

                  Una lencería abierta por completo, que deje demasiado a la imaginación. Vestidos de látex que se ajusten a mi piel por completo. Esperarlo sujeta la cama por unas esposas. Masturbarme con un increíble vibrador para esperarlo húmeda y dispuesta. Cualquier cosa se vale en este juego. Él nunca se lo espera. Siempre que abre la puerta y se encuentra con una sorpresa picante, puedo ver como sus ojos se iluminan y su cara recupera el color. Entonces lo tomo entre mis brazos y lo dispongo para mi placer y, obviamente, el suyo propio.

                  Por supuesto, es un arduo trabajo crear esas sorpresas. Lo planeo todo anticipadamente mirando películas y videos, tomando ideas de varios lugares y, por supuesto, haciendo uso de los juguetes más exclusivos. Solo lo mejor para nuestro placer. Por eso me siento agradecida de que exista el sex shop Kitsch en Barcelona donde siempre puedo encontrar todo lo que necesito para darle una sorpresa picante a mi esposo.

                  Esta vez, deseo hacer un baile sexy. Desnudarme frente a él al ritmo de la música y que después, cuando me desvista, me encuentre lista para hacérmelo por detrás, en perrito, tal y como a él le busca. Entonces me preparo y me hago con una lencería sexy y un vestido abierto de látex de Cotelli. También me hago con un hermoso plug de diseño minimalista, negro, con vibración incluida para estar lista ya para él. Además de hacerme con el mejor lubricante de sabores para queme coma mientras me toco. Qué sorpresa tan picante le daré.

                  Luego de que Kitsch hace su entrega, rápida y discreta. Preparo todo para recibirlo. Un vino exquisito, música, una atmosfera que por sí misma grite: sexo. Apenas abre la puerta me encuentra en un increíble vestido de látex que realza mis pechos y dibuja perfectamente mi culo y el plug que está dentro de él. Al mirarme, puedo ver que en sus pantalones poco a poco se va formando la erección. Comienzo a actuar, desvistiéndome para él. Solo cuando termino sin ninguna prenda encima, me acerco a su pantalón, que abro para descubrir un delicioso pene que me comeré. Lo introduzco en mi boca, lo chupo, lo succiono. Subo la mirada, él me mira extasiado, sé que le ha gustado la sorpresa picante.

                  Me doy la vuelta y, estando de perrito, saco el plug y me coloco lubricante mientras me toco. Él se acerca y me chupa justo ahí. Me lame, me muere el culo y las nalgas. Solo cuando ya está a tope me penetra. Me toma por la cadera y me trae hacia él, para embestirme con más fuerza. Yo me toco mientras el entra, hasta que se viene, llenándome toda de su semilla. Si, verdaderamente es una sorpresa picante.